Estas cervezas suelen ser de alta fermentación y se deben servir a unos 10°C, es decir, cuatro o cinco grados más que las cervezas rubias.
Aunque de escasa tradición en nuestro país, el gusto por la diversidad y el diseño de cervezas para distintos momentos gastronómicos ha hecho que una firma andaluza se atreva con este producto tan diferenciado. Se inició así un camino que tiene continuidad en otras pequeñas cervezas artesanas de escasa producción pero muy interesante recorrido.
A la hora de consumir cervezas negras la temperatura es uno de los aspectos fundamentales. Si bien en el caso de las rubias la temperatura óptima se encuentra entre los 6° y los 8°C, para las negras se eleva hasta los 10°C. Este valor interfiere directamente en la espuma que genera la cerveza: a mayor temperatura desarrollará más espuma.
Precisamente esa espuma es otro de los puntos en los que se debe reparar. Se trata de una espuma cremosa y robusta: entre dos y tres cm coronando el vaso será lo ideal.